Se me ocurrió este tema porque un día cayó en mis manos el libro  de “LOS LÍMITES DEL PERDÓN” de Simón Wiesental, aquel judío que dedicó su vida  a la captura de los asesinos nazis. Justo lo leí cuando yo tenía que perdonar a alguien si quería seguir siendo feliz, y le verdad me ayudó mucho. Me hizo también reflexionar sobre estas personas, entre las cuales me incluyo, que vienen a mi despacho inquietas, infelices, tristes, y en gran medida por rencor, por responsabilizar a los demás de no ser felices, de no tener paz interior, y un largo etcétera.

Lo primero que diría  es que PERDONAR NOS PROPORCIONA UNA SENSACIÓN DE LIBERTAD, ESPERANZA, PAZ Y FELICIDAD QUE NO SE PUEDE OBTENER DE OTRA FORMA. Es un trabajo constante, un esfuerzo permanente, porque hay una parte de nosotros mismos que siempre se sentirá tentada, una y otra vez, a juzgar y criticar.

Podemos tratar el concepto del perdón desde un punto de vista:

Individual (psicológico, a los que nos han hecho daño, a nosotros mismos…)

Colectivo (político, religioso, moral…)

¿Qué es el perdón?

Perdonar es la voluntad de liberarse del daño causado a nosotros o a nuestros allegados; liberarnos de las emociones negativas que nos produce el hecho de estar aferrados a esa persona, o situación a la que responsabilizamos de nuestro dolor.

Darnos permiso a no seguir sufriendo, a no seguir concediendo valor y fuerza al odio o a la ira, a desembarazarnos del deseo de herir a otros, o a nosotros mismos, debido a un motivo que forma parte del pasado.

Hay que dejar claro que hacer los ejercicios para perdonar, no significa correr un tupido velo, olvidar…Los duelos hay que resolverlos. No podemos tener discusiones con nosotros mismos, diálogos internos destructivos basados en ideas condenatorias que dan lugar  a sentimientos negativos, paralizantes, en lugar de buscar soluciones, de responsabilizarnos…

MUCHAS VECES NUESTRA CRÍTICA NEGATIVA ES UNA MERA PROYECCIÓN DE MI PROPIA CULPA Y DE NUESTRA PROPIA AUTOCRÍTICA.

Soy libre de seguir arrastrando las incomodas emociones que me producen mis críticas. El acto mismo de perdonar libera  las emociones negativas que arrastramos cuando nos quedamos anclados en la crítica destructiva, o en el rencor de ciertas situaciones pasadas, y ADEMÁS NOS OFRECE EL JÚBILO DE VIVIR PLENAMENTE EL PRESENTE.

A veces nos aferramos a los agravios que nos ocasionó un amigo, nuestros padres, nuestra pareja, nuestro ex, y de ese modo creemos protegernos. De esta forma, no solo conservamos lo que nos ha causado dolor, sino también nos cegamos a lo que puede curarnos. Nos mantiene atados a incidentes ocurridos en el pasado. Nos impide la independencia, la autonomía, la libertad.

EL PODER ES NUESTRO. PERDONAR NOS LIBERA: NOS PERMITE DEJAR RECICLAR LA IRA Y LA CULPA, NOS PERMITE SABER QUIÉNES SOMOS VERDADERAMENTE, PODEMOS EXPERIMENTAR NUESTRA VERDADERA ESENCIA COMO AMOR.

Imaginaros la paz que podría haber en nuestro planeta  si todas las personas en el mundo se liberaran de los viejos agravios ocasionados por sus vecinos…

Muchos médicos confirman que algunos de sus pacientes se liberaron de muchos de sus síntomas en cuanto aprendieron a perdona

LO QUE NO ES PERDONAR

NO ES JUSTIFICAR comportamientos negativos o improcedentes nuestros o de otra persona. No quiere decir que perdonando apruebes o defiendas la conducta que te ha causado sufrimiento, ni excluye que tomes medidas para cambiar la situación o proteger tus derechos.

NO ES HACER QUE TODO VA BIEN  cuando no es así. Es decir no es negar o reprimir la rabia y el dolor. Enfadarse se considera a veces inaceptable, por ejemplo porque no es compatible con tu imagen, y podemos darnos permiso a veces para enfadarnos. Porque no se puede perdonar si se niega o reprime la rabia y el resentimiento.

NO ES ADOPTAR UNA ACTITUD DE SUPERIORIDAD. Por ejemplo perdonar a alguien que te da lástima o consideras tonto o inferior (eso es arrogancia y falsa caridad).

NO DEBES CAMBIAR DE COMPORTAMIENTO. (Si no te apetece ver a esa persona no tienes porque verle para perdonarle)

NO EXIGE QUE TE COMUNIQUES VERBAL Y DIRECTAMENTE CON LAS PERSONAS QUE PERDONAS. Puedes saberlo solo tú. Solo requiere un cambio de percepción respecto a como consideramos a esa persona y las circunstancia que nos han causado dolor y problemas.

GANANCIAS SECUNDARIAS DE LA RABIA

Muchas veces cuando nos es difícil perdonar es que creemos que aforrándonos a la rabia obtenemos algún beneficio, y lo consideramos como una especie de venganza.

Me enfado porque me da la sensación de más poder y dominio. (creemos que es energía, amor propio y poder, cuando en realidad encubren sentimientos negativos de impotencia, desilusión, inseguridad y miedo)

La usas para conseguir que se hagan las cosas.

La usas para controlar a los demás, para manipularles.

Para evitar comunicarnos. Tenemos miedo a comunicar y expresar nuestros pensamientos y sentimientos auténticos; creemos que nos volvemos más vulnerables y débiles. Utilizo el enfado como mecanismo para evitar expresar esos auténticos sentimientos o emociones.

Para sentirte seguro, te sirve de protección. Cuando proyecto rabia hacia otra persona que me ha hecho rabia la mantengo alejada, y así me siento menos vulnerable. Es más fácil que aprender a poner límites.

Para afirmar que tienes razón. Perdonar no es reconocer que el otro tiene razón y tu estas equivocado, aunque así lo creamos.

Para que el otro se sienta culpable. Para castigarle reforzando su sentimiento de culpabilidad.

Para evitar los sentimientos que encubre. Es más cómodo sentir rabia, que el miedo y la tristeza que hay oculto detrás. Por eso perdonar es a veces tan difícil, porque para ello tenemos que reconocer y hacer consciente lo que realmente sentimos. Son más fáciles la negación y la represión.

Tener en cuenta que si no somos conscientes de las emociones autenticas y los sentimientos genuinos, no podremos elaborarlos y superarlos. Por lo tanto seguiremos anclados en nuestra propia fantasía, e inseguridad.

Para aferrarme a una relación, aunque sea a través de la rabia mantienes la relación con la persona con la que te has enfadado. Así evitas la soledad, el olvido.

Te mantiene en tu papel de víctima. Al perdonar renuncias a esa identidad. Pero perdonar no es negar que hayas sido una víctima, sino que haberlo sido ya no domina necesariamente tu identidad y tu vida emocional actual.

Continúas sintiéndolo para no responsabilizarte de lo que suceda actualmente en tu vida, o de lo que sientes. Así podemos culpar a otro de nuestra infelicidad. Eludimos reconocer el poder que tenemos para cambiar nuestra relación con la situación.

Marisol Llavero

Comparte ésta publicación